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Merlín, como tal, hace referencia a un personaje de origen galés que estuvo en torno al ciclo artúrico y que, supuestamente, vivió en el siglo VI, aunque también se suele atribuir a un título (el de druida), más que a una persona en sí. Considerado como el mago más famoso de la historia europea, con este nombre han sido varios grupos que lo han tomado para darse a conocer, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras (Argentina, Alemania, Rep. Checa, USA o Rusia). Centrándonos en la España de los años 80 podemos encontrar hasta tres de ellos, los Merlín alaveses, unos segundos que se ubicaron en Logroño y, por fin, el que ocupa este artículo, los Merlín almerienses.
Comienza su historia a mediados de los ochenta, cuando todavía se hacían llamar Pulstar, llegando a protagonizar un concierto en el Pabellón de los Deportes de su ciudad de origen, junto a bandas que ya estaban consagradas, grupos de la importancia de Danza Invisible y 091.
Ellos eran Kiko Oliva, Manolo Artero, Miguel Ángel Molina y Eduardo Pérez. Siendo Kiko el encargado de llevar la voz cantante, hubo un quinto miembro, Indalecio García, más ocupado en tareas compositivas como letrista ocasional de Merlín.
Volviendo a temas etimológicos, el grupo decide ponerse Merlín por varias (y variopintas) circunstancias. De un parte, Kiko, cuando formaba parte de La Banda del Subastao, también fue miembro activo del conocido Colectivo Mogollon, interprentando 'La historia de Camelot' en el Teatro Cervantes. Y, en segundo lugar, el nombre les venía que ni pintado ya que, según ellos mismos, lo que se hacía en el seno del grupo provocaba situaciones de lo más singular y, por qué no, magícas. Un poco de aquí y una pizca de allá, y tenemos el desencadentante.
El estilo que practicaban era, del mismo modo, harto insual, autoetiquetándose como Funky-Cibernético. Es fácil deducir pues, que su instrumental se basaba en la electrónica pura, tales como sintetizadores, caja de ritmos y, por supuesto, guitarra y bajo. Todo bien enchufado.
De la mano de Daniel de Sonosur, fueron a grabar en los estudios Kirios (Madrid) su primer Maxi-single compuesto por cinco temas, y con producción a cargo de Eduardo Ramírez y su hermano Juan Manuel (Cartagena). Lo pensaban lanzar en versión Super-single para discotecas con los cortes ‘Perdidos en el tiempo’ y ‘Secuencias’.
A pesar de quedar impresionados de la novedad musical que suponía tal mezcolanza musical (ahora le dirían fusión), nunca llegaron a conseguir ningún contrato discográfico.
Y es aquí donde se pierde la pista de los electrónicos Merlín almerieneses.
Redacción NO80s. Reyes Sánchez.
(Aportaciones: El Caimán)
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