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Grupo rockabilly de Miranda de Ebro formado en 1988 por Alberto Rodríguez (voz), Álvaro Sedano (guitarra), Raúl Letona (guitarra), Rubén Villasante (bajo) y Víctor Ruiz (batería).
La idea de formar un grupo surgió cuando rondaban los catorce y quince años de edad, momento en el que hicieron una imitación en playback de Duncan Dhu en una discoteca, hecho que les animó a iniciar su particular aventura musical.
Sus comienzos fueron duros, no tenían instrumentos y apenas sabían tocar, pero su ilusión pudo con todas las dificultades. Así que cada uno de ellos puso dinero de su bolsillo (200 pesetas, cada semana). Al principio se reían de ellos por este gesto, pero al final lograron su objetivo, que no era otro que conseguir los recursos necesarios para poder comprarse sus propios "herramientas".
El siguiente paso fue comenzar los ensayos, largas sesiones que se dieron en una sala del Conservatorio de Música (de donde los sacó la policía municipal). Para obtener algo de dinero con el que completar su equipo, el quinteto se presentó a un concurso de playbacks, disfrazados nada menos que de Loquillo y Los Trogloditas.
Al poco tiempo, es decir a finales de 1988, tuvieron la oportunidad de realizar su primer concierto en directo. No les fue nada mal, ya que al año siguiente compartieron cartel con el grupo burgalés África Dividida en la Plaza del Mercado de Miranda.
Llega el momento de ponerse serios y Zorros Salvajes registran una maqueta de ocho temas que distribuyen entre los medios especializados y causan cierta repercusión en Ruta 66 o el fanzine Good Rockin. Su reputación comenzó a aumentar y realizan un concierto con los vascos Segundo Banana durante las fiestas de carnavales.
Empezaron los problemas con el local de ensayo y se produjo el cambio de bajista, entrando Javi procedente de los disueltos Deskarria2. A partir de ahí el grupo se empezó a desencantar porque les costaba trabajo compaginar la música con los estudios, la mili la Universidad…, y el panorama en Miranda de Ebro les parecía desolador.
En el verano de 1990 deciden darse un respiro, pero dejando la puerta abierta. En diciembre de ese mismo año participan en el concierto-homenaje al desaparecido Rafa Izquierdo, hombre fuerte del fanzine “Shout!” y amigo personal del grupo. Se celebra en la sala Orosco compartiendo cartel con Los Flechazos (que al final no tocaron), Los Potros y la Dolphin Blues Band. La idea era la de editar un disco conmemorativo, pero finalmente los Zorros Salvajes no fueron invitados al mismo. Aunque manifestaron públicamente su desencanto, el grupo en ningún momento pensó de dejarlo definitivamente, aunque la aventura duró poco más ya que dos de sus miembros ya estaban enfrascados en darle forma a un nuevo grupo.
Redacción Nuevaola80. Reyes Sánchez y Pedro J. Pérez.
(Aportaciones: Diario de Burgos)
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